¿Puede el despertar de la Kundalini liberarnos de las adicciones?

¿Por qué nos volvemos adictos?

¿Por qué las adicciones o hábitos dañinos tienden a ocurrir con tanta frecuencia?

La razón detrás de las adicciones y hábitos nocivos de cualquier tipo es la falta de funcionamiento óptimo del cerebro que conduce a la latencia cerebral.

Este estado de letargo es el resultado de una deficiencia en las sustancias neuroquímicas del cerebro o se debe al condicionamiento impuesto por la familia, la sociedad y la cultura.

El condicionamiento es como una prisión para el cerebro, donde éste no puede acceder a sus propios recursos.

Un cerebro que funciona parcialmente sólo tiene acceso a una fracción de sus recursos.

Fisiológicamente, el cerebro que no funciona de forma óptima carece del equilibrio adecuado de neuroquímicos, lo que conduce a un estado de ánimo bajo y a la falta de felicidad en la vida diaria.

Para escapar de estos sentimientos de infelicidad, la persona busca estímulos externos para alcanzar un estado de felicidad y excitación.

El poder, la riqueza, el sexo, las drogas, el alcohol, la comida y un millón de cosas más son estimulantes que mantienen a la persona en un estado de excitación y placer.

Dado que todos estos estimulantes proceden del entorno exterior y no del interior, sus efectos son siempre transitorios y duran desde unos minutos hasta unos días.

Cuando el efecto de esta estimulación termina, la persona se ve sumida en la miseria del síndrome de abstinencia, con ansias de nuevos estímulos.

Esto pronto se convierte en un ciclo en el que la persona quiere alcanzar el mismo tipo de felicidad y placer mediante estímulos cada vez más potentes, lo que conduce a la formación de hábitos y, finalmente, a la adicción.

La persona depende ahora del mundo exterior para obtener placer, y no hay nada en su interior que pueda proporcionarle satisfacción y alegría.

A medida que la persona se hace más y más dependiente de fuentes externas para ser feliz, su propia capacidad innata de experimentar felicidad se marchita y acaba por volverse disfuncional o no funcional.

El funcionamiento deficiente del cerebro es casi el estado normal en nuestro mundo, y por eso es común la adicción a la riqueza, la comida, los objetos, el entretenimiento, la excitación, las drogas y el alcohol.

Esta adicción a los estímulos externos está llevando al mundo a una catástrofe medioambiental.

Cada uno de nosotros quiere ahora más y más estimulación a través de la riqueza, el poder, etc.

Para producir suficiente de esa estimulación necesitamos recursos que provienen de la tierra y de nuestro entorno natural, y ese drenaje de nuestros recursos naturales es claramente insostenible.

Estamos en modo «hacer» todo el tiempo.

Hacer es necesario porque estimula el cerebro y proporciona placer y emoción.

Lo que necesitamos es un estado de no-hacer en el que estemos satisfechos con nosotros mismos y vivamos de nuestros recursos internos.

El cerebro humano tiene una vía del placer bien desarrollada o un sistema de recompensa profundamente arraigado en su núcleo, rico en neuroquímicos.

Este sistema proporciona una sensación de placer, satisfacción y excitación.

El cerebro posee el vino más puro que jamás se haya destilado en la historia evolutiva del universo, y siempre espera a que lo probemos.

¿Qué ocurre cuando se despiertan la Kundalini y los Chakras?
Cuando la energía Kundalini y los chakras se despiertan, hay un flujo libre de energía que conecta los chakras.

En una persona, cada chakra está conectado a una parte del cerebro, igual que un interruptor eléctrico está conectado a una lámpara.

El chakra conectado corresponde a una parte del cerebro, que se ilumina.

En esencia, la apertura de los chakras significa la apertura del cerebro.

Un cerebro así libera sus propias sustancias químicas del placer, un elixir de alegría interior.

En el Tantra, se llama Amrit o Nector.

Muchos de los Mudras, incluido el Kechri Mudra, sirven para estimular la liberación de Amrit.

Cuando se libera Amrit, la persona experimenta por primera vez la felicidad y el placer que surge de su interior.

La dependencia del placer exterior disminuye o desaparece.

Este estado de funcionamiento óptimo da lugar a la aparición de la austeridad natural.

Cuando una persona es austera por naturaleza, entonces come, duerme, trabaja, hace ejercicio y mantiene relaciones sexuales sólo lo necesario para la salud del cerebro y del cuerpo.

No se trata de una austeridad forzada, sino de que el cuerpo y la mente funcionen con la máxima eficacia de forma natural.

Aunque este estilo de vida pueda parecer frugal o austero, en realidad es una forma natural de vida rica.

Los sentidos de la persona son agudos y el cerebro es exquisitamente sensible y necesita muy poca estimulación externa para obtener placer.

La persona vive con pasión sin esfuerzo.

Poco a poco desaparecen las adicciones a la comida, la riqueza, el sexo, el poder, las drogas y el trabajo.

El ciclo de los hábitos se rompe y la persona trasciende los patrones.

Cuando el cerebro se libera de hábitos y adicciones, es más receptivo a los alcances superiores de la conciencia y experimenta la dicha.

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